jueves, 26 de noviembre de 2009

Blacanova. Nocturnidad con atisbos de luz.




Blacanova resultan ser toda una revelación siendo capaces de crear un universo propio, tanto lírico como personal, moviéndose en él con una soltura envidiable.

Surgidos a finales de 2004 en Sevilla, y tomando el nombre de Olga Baclanova, la actriz rusa de la película “La Parada de los Monstruos” (Tod Browning, 1932), ya cuentan con tres Eps, los dos primeros autoeditados, “Monja” y “Perro”, y su más reciente trabajo “Madre” (Beladrone Records) a disposición de quien lo desee, en descarga gratuita en su myspace.

En su corta aún pero muy prometedora carrera musical, Blacanova muestra un estilo muy personal, en el que guitarras envolventes, una lenta y persistente percusión, y esa combinación de voces chico-chica, producen un estado de melancolía y tristeza comprimida en una habitación en penumbra, rasgada por un rayo de sol. Sus letras son ensoñaciones poéticas plagadas de seres deformes, cuerpos que mutan, someten y dominan en la línea negra, seres que reptan para ir en busca de sus brazos, niños asfixiados debajo de las camas, seres que crecen y nacen, viven y mueren porque sí.

Son pasión lenta y corrosiva. Canciones que incendian territorios que son del corazón, que crean un malestar desconocido, un tipo de angustia que se aglutina y va a más, que se inserta dentro de ti, que te muestra enfermedad, la enfermedad interior. Claustrofobia. Música que discurre de fuera a dentro, hasta el coma emocional.

Para amantes del sonido de los primeros The Cure y las propuestas shoegaze de los 90 (Ride, Slowdive, My Bloody Valentine), sin olvidar otras bandas centradas en la creación de intensas atmósferas sónicas como Seefeel o Flying Saucer Attack. Su propuesta se completa con referencias al pop patrio más existencial de grupos como Traje de Saliva, Sr. Chinarro o Pequeñas Cosas Furiosas.

Os dejo con mi canción favorita, “Demonio Azul".



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