viernes, 6 de agosto de 2010

The Radio Dept.: ‘Clinging To a Scheme’ (Labrador / Popstock!, 2010)



 ( Spotify )

People see rock’n’roll as youth culture and when youth culture becomes monopolized by big business, what are the youth to do? Do you have any idea? I think we should destroy the bogus capitalist process that is destroying youth culture”… Justo en el intersticio que separa la primera canción de la segunda en su último álbum, The Radio Dept. liberan esta cita extraída de “1991: The Year Punk Broke”, un documental que sigue la vida en la carretera de Sonic Youth, Nirvana y otras bandas durante el citado año 91. La cortan, eso sí, justo en el momento en el que la voz debería continuar con una frase bomba: “The first thing to do is destroy the record companies”. Pero es que a los suecos no les interesa la parte capitalista: su intención se queda en la defensa de la cultura juvenil primigenia. Una defensa intencional y nada gratuita.



Justo ahora, cuando la ola de pop hipnagógico de la temporada pasada empieza a abandonar la orilla del hype, llegan The Radio Dept. y reivindican esa “youth culture” primigenia, aquella a la que el capitalismo todavía no había pervertido, despojándola de cualquier tipo de profundidad y simplificándola al nivel de una alegría banal e insustancial. Dicho en otras palabras: al Papa lo que es del Papa y al sueco lo que es del sueco. Podía parecer que el triunvirato formado por Memory Tapes, Neon Indian y Washed Out (la Sagrada Trinidad del pop hipnagógico) se aproximaba al legado sueco por la vía del hedonismo burbujeante y contagioso; pero Clinging To A Scheme está dispuesto a demostrar que la alegría sueca tiene distintos niveles de lectura. Y que, bajo esa primera capa de piel, el resto de epidermis está preñada de la melancolía y afectación con la que crecen los jóvenes más aficionados a las librerías de segunda mano y menos al McDonald’s.

Los mismos The Radio Dept. dicen que el tercer álbum de su larga trayectoria (la primera formación de la banda data de mediados de los 90) está influido por “el post-punk minimalista, el krautrock repetitivo y el ambient noise”. Pero lo que aquí hay es synth-pop mayestático. Aceptamos el minimalismo (sin el post-punk), la repetición (con ciertos toques kraut, eso es cierto) y el ambient (sin el noise). Pero el resto es una amalgama deliciosa en la que las capas de sonido se entrelazan con una suavidad extrema y brumosa hasta llegar al punto de que “Clinging To A Scheme” bien podría considerarse una única canción dividida en diez partes. Lo cierto es que tiene mérito proporcionarle un empaque homogéneo a un sonido en el que subyacen influencias tan dispares como Joy Division (con esa sequedad espacial y percutiva tan patente en canciones como “This Time Around”), Junior Boys (a través de esa elegancia lánguida y sintética sublimada en “Memory Loss”), Pet Shop Boys (por toda la carga de derrota con un trasfondo de alegría, tal y como puede escucharse en “Heaven’s On Fire”) y My Bloody Valentine (al fin y al cabo, no pueden alejarse de la neblinosa influencia del shoegaze que marcó el debut de la banda).



A medio camino entre lo analógico y lo sintético, entre lo real y lo irreal, “Clinging To A Scheme” es un disco que puede deslizarse por tus oídos con la peligrosa velocidad del mercurio: si no le prestas atención, si no lo agarras dócilmente, se escurrirá y se escapará. Pero si te abres de orejas y pones atención a los detalles, a las diferentes capas que juegan al escondite inglés, todo un espectáculo de luminosidad baleárica y pop brumoso estallará en tus retinas e inundará tus sentidos. Como si una novia en ciernes te hubiera grabado una cassette (de hecho, parece que la banda busca precisamente aquel sonido crujiente y sucio) con los grandes éxitos del synth-pop ochentero menos obvio. Como si tu mejor amigo te hubiera regalado una mixtape que dejará constancia de que vuestra adolescencia se acaba y de que la alegría de los 15 años empieza a preñarse de una tristeza suave que ya no os abandonará nunca. Como si el Burguer King y la MTV no hubieran adormecido a la juventud haciéndole creer que la alegría es un sentimiento maravilloso que puede durar para siempre. Así suena este disco. Y así, a base de profundidad, han conseguido The Radio Dept. firmar la respuesta perfecta a la tontería yanqui que creía que podía facturar el sonido sueco mejor que los propios suecos.
Raül de Tena.

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